Los viejos hábitos son difíciles de eliminar.
Los expertos en conducta coinciden en que los seres humanos somos criaturas de hábitos. Esto no es accidental, de hecho los hábitos tienen un propósito determinado dentro de nuestras habilidades de supervivencia y están allí debido a que forman parte del proceso evolutivo que ha preservado nuestra especie. Sin los hábitos, probablemente nuestro comportamiento sería caótico, caprichoso y sumamente peligroso. Por otro lado, los hábitos pueden ser paradójicamente, negativos y contraproducentes para nuestra salud e incluso, sabotear nuestra mejora como personas.
Gracias a los hábitos, podemos realizar actividades productivas cotidianas, sin la necesidad de emplear nuestra capacidad para decidir, de esta forma nuestro cerebro ahorra recursos que pueden ser empleados para tomar decisiones frente a situaciones nuevas, creando nuevos hábitos o patrones de conducta en una cadena sucesiva. Dentro de los hábitos positivos podemos nombrar por ejemplo, el levantarnos temprano en la mañana, el asearnos con frecuencia, leer, cantar o practicar deportes.
El problema sobreviene cuando nuestros hábitos negativos se refuerzan con el tiempo, convirtiéndose en verdaderos patrones de conducta muy difíciles de eliminar. Existen multitud de hábitos negativos o deletéreos, algunos pequeños y otros bastante complejos. Muchos de estos hábitos los adquirimos durante la infancia y otros durante nuestro proceso de desarrollo y maduración. Lamentablemente, muchos viejos hábitos negativos suelen causar un gran deterioro en la calidad de vida de las personas, e incluso enfermedad y muerte.
Los viejos hábitos, suelen ser más difíciles de eliminar que los hábitos de reciente adquisición, sin embargo no es imposible librarse de ellos. Hay que tener en cuenta las siguientes consideraciones:
Mientras más se practica un hábito, es más difícil desprenderse de este, aun así, todos los hábitos son susceptibles de ser eliminados, incluso los viejos hábitos.
El primer paso para librarse de un hábito negativo, consiste en tomar conciencia de este. Por ejemplo, meditar acerca del momento y por qué tenemos la costumbre de mordernos las uñas o tirarnos del pelo. Al percatarnos del momento y la causa, podemos evitar estas circunstancias.
Luego de tomar conciencia, es importante hacerlo patente, es decir evidenciarlo. Podemos lograr esto, llevando una bitácora o diario en el cual anotamos todo lo concerniente al mal hábito antiguo, los antecedentes, las emociones que nos genera practicarlo y todo aquello que nos haga tomar conciencia de forma más detallada acerca del hábito.
Finalmente, un viejo hábito negativo presente en nuestra vida durante mucho, puede resultar difícil de eliminar sólo con la voluntad y nuestros propios medios, si este es el caso, quizá sea tiempo de consultar con un especialista, quien nos proveerá de métodos y técnicas apropiados para librarnos de dicho hábito.
No comments yet.